SERIE
LIDERAZGO Y DESARROLLO PERSONAL
Aporte Nº 9
MI MARCO
DE REFERENCIA
Los valores que he
aprendido en mi vida determinan mis acciones
Por Rubén
Alfonzo
19 de mayo
2014
Somos los
únicos responsables de nuestras decisiones y acciones. Estas son la parte
externa de nuestro ser, o sea, lo que las personas observan y experimentan al
estar en nuestra presencia o en nuestro contacto. El contacto con nosotros no
necesariamente es presencial, puede ser visual, auditivo, olfativo, o por
escrito.
Cuando el
contacto con otra persona es presencial, la persona ve mi exterior. En este
caso se combinan todas las formas anteriores. Es decir, cuando estoy en
contacto con alguien la persona se forma una imagen mía basada en mi apariencia
física, mi actitud, mi lenguaje corporal, mis opiniones, mi lenguaje
usado, mi tono de voz, mi olor, como escribo, lo que poseo, la distancia que
mantengo de la otra persona, si toco, mis máscaras, etc.
Los demás
sólo ven nuestras proyecciones y desconocen lo que ocurre en nuestro interior,
en nuestro proceso mental íntimo y secreto.
En cada
instante, nuestra mente está en un proceso de toma de decisiones sobre qué
hacer. Por una parte está nuestra consciencia indicándonos el rumbo a seguir
basados en nuestros valores y, en la otra, está nuestra voluntad que nos
impulsa a decidir. Muchas veces no decidimos en base a nuestra consciencia sino
a nuestra voluntad y no necesariamente es una buena decisión por lo que tenemos
que pagar las consecuencias del efecto de nuestras acciones (deseos, actos,
gestos, palabras incorrectas o desviadas, etc.).
Los
valores son los principios y los estándares de comportamiento, aprendidos, que
conforman nuestras creencias, nuestro ser interior, y definen la calidad de
nuestros actos como correctos y deseables.
Los
valores son el marco de referencia que guía nuestra consciencia. Los aprendemos
y los vamos interiorizando, renovando y fortaleciendo en el transcurso de
nuestra vida.
Nuestro
hogar y nuestra escuela son los primeros lugares donde vamos siendo formados en
los valores. Las personas que nos los enseñan tienen una gran influencia sobre
nuestro comportamiento. Si ellos tienen valores mal concebidos o si su comportamiento
real no coincide con el valor enseñado, se va malformando el aprendizaje. Lo
ideal es que haya una congruencia entre los valores enseñados y lo que se ve.
Por otra parte, el medio ambiente donde convivimos también influye en cómo
actuamos y vivimos.
Yo
considero que nuestro proceso de maduración dura toda la vida. En la medida que
vamos madurando y tomando consciencia, vamos corrigiendo, renovando y
fortaleciendo la congruencia entre nuestros valores y nuestros pensamientos,
decisiones y acciones. Este es un proceso muy personal. Nuestras creencias
tienen una gran influencia pero, lamentándolo mucho, no son necesariamente
factores decisorios definitivos sobre nuestras acciones. Debemos ser humildes
para tener la capacidad de solicitar, cuando lo necesitemos, el apoyo y la
orientación de personas que consideramos en alta estima por su comportamiento y
conocimientos a fin de ser guiados por el camino correcto.
Toda
organización formal tiene formulada su Visión, Misión y Valores. Los valores
forman parte de la cultura y de la actuación empresarial. Entendiendo a la
cultura empresarial como el conjunto de experiencias, hábitos, costumbres,
creencias y valores, que caracteriza a un grupo humano en el ámbito
restringido de una organización.
Debe
existir congruencia entre los valores del individuo y los de la empresa.
Al estar éstos en conflicto, se afectan el rendimiento, la armonía, la
productividad, la proactividad, el interés, entre otros, del individuo. Aquí
juega un papel muy importante el buen desarrollo del proceso de evaluación y
contratación del talento humano en cualquier organización.
En
relación a la cultura organizacional, clasifico los valores en dos clases: de
desempeño y éticos.
Algunos de
los valores que determinan el desempeño del talento humano son: la disciplina,
la organización, el compromiso, el servicio, la perseverancia, la proactividad,
entre otros.
En relación a los valores que determinan el carácter ético de las
personas tenemos: la integridad, la honestidad, la fidelidad, el agradecimiento,
el estudio, la generosidad, la espiritualidad, la familia, la humildad, la
salud, entre otros.
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