SERIE LIDERAZGO Y DESARROLLO PERSONAL
Aporte Nº 2
Cuatro Demonios que afectan la imagen de los líderes
Por: Rubén Alfonzo
27-03-2014
En estos días leí un artículo del Sr. S. Anthony Iannarino que me llevó a reflexionar sobre cómo nos podemos dejar llevar por las situaciones difíciles y actuamos de maneras irracionales que destruyen nuestra imagen y generan desconfianza, alejamiento y rechazo hacia nosotros.
Hay cuatro principales Demonios que nos acechan diariamente que si no estamos concientes de ellos realmente pueden llegar a destruirnos y afectarnos
El primero es cuando no tenemos control sobre nuestro estado de ánimo. Algunas veces estamos enfrentados a situaciones altamente estresantes en nuestra gestión como líderes ya sea porque son producto de problemas en el trabajo ocasionados por nosotros mismos, por causas ajenas a nuestro control, por problemas personales que importamos a nuestro trabajo y por muchas otras causas. Lamentándolo mucho, algunas veces nuestra reacción es perder el control, estallar y llevarnos por delante al que se nos atraviese con palabras y gestos inadecuados. La ira nos invade. Peor aún es cuando lo hacemos en una reunión ante nuestro equipo de trabajo. Este Demonio nos hace mucho daño. Mientras más control tengas sobre ti mismo en la presencia de situaciones o personas difíciles, mejor visto serás por tus compañeros de equipo y te apreciarán más como líder.
El segundo Demonio tiene que ver con nuestra incapacidad para ser pacientes y tolerantes. Voy a exponer este segundo caso al revés. Nosotros los líderes fijamos metas, aportamos herramientas para su consecución exitosa, hacemos seguimiento cuantitativo y cualitativo, apoyamos al equipo para que se mantenga enfocado, o sea, los mantenemos motivados para alcanzar los resultados deseados. Para esto debemos ser pacientes y tolerantes en la medida de que no todos van a la misma velocidad y nosotros como líderes debemos tener ojo clínico y guiarlos para que los mas lentos se pongan a la altura de los mas sobresalientes.
El tercer Demonio tiene que ver en los casos que el uso excesivo del poder y la fuerza están por encima de la persuasión. Cuando nos imponemos al equipo por el uso del poder y la fuerza inherentes al cargo que desempeñamos, los estamos obligando a que realicen acciones y actividades sobre las cuales no necesariamente creen. Como dicen: “lo hago obligado porque el jefe me mandó”. Como líderes no siempre podemos esperar los mejores resultados actuando de esta manera. Nuestra función como líderes es motivarlos a la acción y consecuente logro de las metas mediante la comunicación efectiva del significado de lo que se quiere hacer y lograr y cómo ello está alineado y en sintonía con la visión, misión, valores y metas de mediano y largo plazo de la organización.
El cuarto Demonio es el egoísmo. Como siempre recomienda mi coach y amigo, el Sr. Stephan Kaiser, tenemos que ser generosos en el aporte de nuestros mas valiosos conocimientos, de forma conciente y enfocada, a los miembros de nuestro equipo a fin de guiarlos hacia el logro exitoso de las metas y para que crezcan como profesionales, dentro de la organización jerárquica y a nivel personal.
Esto no significa que el líder no demuestre firmeza y reciedumbre ante situaciones conflictivas que puedan afectar el alcance exitoso de los resultados tanto a nivel individual como en equipo. El líder tiene que mantener su racionalidad y firme convicción del rumbo fijado para llevar el barco que le ha encomendado la organización hacia puerto seguro con todos los integrantes motivados y remando a su mayor potencial en una misma dirección.